Me pueden quitar a mi hijo por depresión

No pueden quitarle a sus hijos por padecer una depresión, salvo que se pueda acreditar que es impeditiva para ejercer el cuidado de los hijos o peligrosa para estos.

Las enfermedades de salud mental y depresiones cada vez son más visibles en la sociedad y por ello muchas familias tienen uno o incluso varios miembros atravesando una depresión.

Habrá que analizar caso por caso, pero en la gran mayoría de los casos, salvo que sea especialmente grave o perjudicial para los niños, no será ningún motivo para quitar a los hijos.

Cuestión diferente es que para la atribución de la custodia de los hijos por tener alguno depresión se considere que el otro está en mejor disposición de ofrecer un proyecto beneficio para los menores. Como norma general, el ordenamiento jurídico favorece la máxima relación entre los hijos y los progenitores en procesos de familia.

Me pueden quitar a mi hijo por depresión

El problema es tener una depresión y no seguir el tratamiento que corresponda. Eso sí que puede ser un problema. Pero en el 50% de las separaciones alguno de los miembros de la pareja tiene depresión y ello no supone ningún impedimento ni motivo de preocupación de que vayan a quitarle los hijos.

Los progenitores deben de ofrecer la mejor versión de sí mismos en su separación para ofrecer el mejor proyecto sentimental posible.

Existen estudios que revelan que en muchos casos se detecta que el divorcio ha provocado la depresión de los esposos, pero en ocasiones es al revés en muchos casos, por la depresión se entro en un ritmo de vida que acabo condicionando el divorcio.

La incomprensión de la depresión puede aumentar el agobio y la ansiedad. Si la gravedad aumenta hasta el punto de que sintamos que podemos perder a nuestros hijos, la depresión puede descontrolarse por sentir una gran angustia. Consulte a un abogado de su confianza y cuéntele la realidad e su caso con toda la franqueza para que pueda contestarle y confirmarme la regulación concreta aplicable a su caso de separación o divorcio.

Pero a pesar de ello, reiteramos, para su tranquilidad, la depresión en si misma como concepto general no es un motivo para quitar custodias, salvo que sea muy grave o lesiva para los niños. Es por ello que los hijos necesitan a sus progenitores, padres y madres, y la depresión se puede superar con apoyo, ayuda y voluntad.

Antes de divorciarse lee esto y no sientas mas presión de la que ya existe en toda ruptura. Todo padre y madre tiene derecho y obligación de cuidar y acompañar en la crianza y educación de los hijos, les damos mucho ánimo para fortalecerse y superar poco o poco la depresión que puedan estar atravesando, pues no es fácil, pero teniendo niños merece mucho la pena.

Salud mental y terapia psicológica para prevenir rupturas

Cada vez se le otorga mayor importancia a la salud mental y la terapia psicológica se ha convertido en una necesidad y recomendación que puede mejorar nuestro equilibrio personal y su repercusión en cada una de las esferas de nuestra vida.

Una persona equilibrada mantendrá relaciones personas de mayor calidad tanto en lo que se refiere al amor y relaciones sentimentales como en la familiar, laboral y en definitiva todas y cada una de las manifestaciones de la personalidad.

La salud mental no es algo relegado para las personas que «tienen un problema«. No, esa era la concepción más antigua que ha supuesto un poso y obstáculo para que se pueda normalizar la terapia psicológica en España.

Todos deberíamos acudir al psicólogo, muy especialmente en aquellos momentos en los que no nos encontremos bien o hayamos atravesado una situación complicada o traumática: Perdida de algún ser querido, ruptura, duelo, fobia… etc.

La importancia de la salud mental

Muchas rupturas podrían prevenirse si se hubiera contado con la tranquilidad y centramiento psicológico adecuado. En ocasiones los agobios e inquietudes nos perturban hasta tal punto de que pueden hacer que nos comportemos de manera totalmente diferente a como realmente somos.

Una persona afable y razonable puede transformarse en un persona desequilibrada e insolente simplemente por una mala gestión de sus emocionales y sentimientos. Es por ello que deberíamos de valorar como merece la importancia de optimizar y mejorar nuestro equilibrio personal perisológico y salud mental, ello puede prevenir la ruptura con nuestra pareja y así que el amor se pueda enfocar desde una manera natural o totalmente distorsionada.

Segundas relaciones después de un divorcio

Las segundas relaciones después de un divorcio no deben de ser precipitadas ni como medio de superar la separación. Toda relación debe de enfocarse desde la madurez de querer tener relación y no desde la necesidad.

En ocasiones las segundas relaciones después de un divorcio se enfocan como un parche de nuestra relación anterior, para buscar aquello que nos ha faltado y colmar los vacíos que hayan podido quedar. Es por ello

Primera relación después de un divorcio

La primera y cualesquiera relaciones que se suceden después de un divorcio debe de desarrollarse desde la madurez y con el tiempo adecuado para pasar cada fase de la relación y desarrollo de la ruptura.

La primera relación no debe de dar miedo, pero no debe de enfocarse como la última oportunidad, sino como una continuidad que habrá que construir desde el día a día con positividad y sin precipitarse.

La que la primera relación después del divorcio vaya bien, es importante haber gestionado un buen divorcio sin peleas constantes ni mochilas innecesarias. Siguiendo trucos antes de divorciarse bien enfocados, desde el respeto y la inteligencia emocional, todas las relaciones posteriores al divorcio no estarán condicionadas y podrán comenzar de una manera saludable y satisfactoria.

Enamorarse tras un divorcio

Enamorarse tras un divorcio puede ocurrir en un día o no ocurrir nunca. Puede ser un acierto o una relación que no lleve a ningún sitio. Pero la gestión emocional de la ruptura debe de ser la adecuada y además con un asesoramiento correcto.

Puede enamorarse libremente con independencia de su estado civil.

Divorcio y nuevo amor
Segundas relaciones después de un divorcio

Antes de divorciarse, lee esto, puede ser de gran ayuda y puede evitar equivocaciones.

Rehacer tu vía después de un divorcio

Rehacer la vida siempre es posible después del divorcio, pero debe de hacerse con cabeza y sin prejuicios. Cada parte de la vida tiene unos objetivos y unas metas que se van desarrollando en función de las circunstancias concretas.

No debe de mezclar su cambio de vida con el divorcio y rehacerla después pues todo es posible y compatible.

La vida es corta, sólo se vive una vez y merece la pena hacerlo con bondad, generosidad y respeto por uno mismo y por nuestra expareja y próximos proyectos sentimentales, familiares y allegados. En Divorcieitor pensamos que la libertad debe de presidir todas nuestras relaciones personales y sentimentales.

Merece la pena divorciarse

¿Merece la pena divorciarse?

A quien realmente lo necesita sí le merecerá la pena.

La persona que se precipite tomando la decisión de divorciarse y lo haga precipitadamente por los problemas y dificultades del matrimonio, evidentemente no le merecerá la pena e incluso podrá arrepentirse de haber divorciado.

En ocasiones el precio de un divorcio no se trata únicamente de dinero.

Toda decisión suele suponer un cambio en el que se consigue una cosa y se pierde otra. Es por ello que una persona que se divorcie pasará a tener cuestiones positivas con el divorcio y las que considere negativas que dejará de tener que mantener, pero evidentemente dejará de poder contar con otras cosas de su matrimonio que sí eran buenas y puede acabar echando en falta. Será conveniente y pueden ser positivos pautas correctas, consejos y trucos antes de divorciarse.

Merecerá la pena divorciarse cuando las cuestiones que no queremos de nuestro matrimonio pesen más que las que aún queremos. El problema puede ocurrir cuando la indecisión nos apremia y no sabemos si tomar la decisión de mantener el matrimonio o divorciarnos pues hay pros y contras, de manera que en esa disyuntiva, el matrimonio continua y por tanto se mantiene tácitamente.

Ningún matrimonio es perfecto al igual que ninguna decisión de divorciarse es pacífico en el tiempo, pues podemos echar de manes aquello que nos gustaba y era satisfactorio de nuestra relación matrimonial.

Merece la pena separarse o no
Merece la pena separarse

En ocasiones no es que se eche de menos el matrimonio o la pareja, sino aquello que le es inherente o accesorio: Estilo de vida, hábitos, estabilidad.. etc. La decisión de divorciarse es muy personal, es por ello que no debe de divorciarse en el acaloramiento de una discusión o disgusto, pues puede arrepentirse cuando lo piense en frio de manera sopesada.

Merece la pena divorciarse, pero siempre hay que mantener la actitud adecuada para propiciar o favorecer que pueda gestionarse de manera amistosa.

Es posible volverse a casar con la misma persona después del divorcio, pero en ese caso hubiera sido mejor haber optado por la prudencia de no tramitar el divorcio hasta estar totalmente seguro de que quería divorciarse.

Problemas de falta de comunicación en la pareja

Los problemas de falta de comunicación pueden ser el germen de una relación desagradable, inestable y que pueda incluso acabar en separación o divorcio.

Toda relación de pareja debe de basarse en el amor, el cariño y el respeto.

En los casos en los que hay problemas de comunicación, las palabras y los silencios pueden entremezclarse de manera que sea percibida la realidad de manera diferente por cada uno de los esposos que interprete de una manera distorsionada la relación.

Consecuencias de la falta de comunicación en pareja

Las consecuencias de la falta de comunicación en la pareja son el malestar mutuo, la falta de entendimiento y en muchos casos la desilusión y desenamoramiento por una mala gestión emocional de la ruptura.

Puede existir una separación o unas ganas de separarse de una manera evitable, pues la falta de comunicación lo que hace es que la vida individual y conjunta no evolucione hacia donde se quiere libre y conscientemente, sino en muchos casos hacía derroteros no decididos por la falta de comunicación en pareja.

La mala comunicación en la pareja

La mala comunicación en la pareja en ocasiones no se deriva de problemas reales, sino que en muchos casos se tratan de pequeños detalles que no se saben gestionar y que de la nada van creciendo como una bola de nieve.

Si se saben cortar de raíz el problema en origen no crecerán y por tanto nunca podrán deteriorar la relación de pareja.

Una mala comunicación puede perjudicar cualquier tipo de relación: Amistad, familia, laboral… etc, pero una relación sentimental de pareja es especialmente vulnerable a los problemas de comunicación pues pueden perjudicar el principio de confianza mutua.

Algunas parejas y matrimonios tienen la sensibilidad de, quiero separarme pero tengo miedo, pero en muchos casos lo primero sería tratar de resolver los malentendidos de manera constructiva y en positivo.

Problemas de pareja discusiones constantes
Consecuencias de la falta de comunicación en pareja

Problemas de pareja discusiones constantes

Los problemas de pareja y discusiones constantes pueden minar a toda persona y a toda pareja que no sepa separar la pareja de las cuestiones que afectan a la pareja.

Los problemas son inevitables, pero la actitud adecuada puede minimizarlos y fortalecer la relación. En cambio, una actitud inadecuada, lo que puede hacer es dinamitar la ruptura precipitando y potenciando las controversias.

Cómo saber si tu matrimonio ya no funciona

Un matrimonio no funciona cuando la convivencia y el tiempo compartido deja de ser algo querido y satisfactorio y el tiempo separados pasa a ser el que nos hace sentir mejor.

Cuando sentimos que estamos mejor separados que juntos.

En aquel punto del matrimonio en el que lejos de compartir un proyecto deseado, pasamos a replantearlo y sentir dudas e inseguridades.

¿Cómo saber si un matrimonio no tiene futuro?

Un matrimonio no tiene futuro cuando nos planteamos plantes y proyectos individuales y tendemos a evitar aquellos compartidos.

Un matrimonio debe de ser libre y querido. Cunado un matrimonio se estanca y deja de ser aquel proyecto inicial, debemos de replantearnos si tiene, o no, futuro.

Tal vez para nosotros pueda tener futuro, o para nuestra pareja. pero un matrimonio no tendrá realmente futuro ni será viable si uno de los esposos no siente que tenga recurrido en el tiempo.

¿Por qué se acaba un matrimonio?

Un matrimonio se acaba por la decisión de uno de los esposos que por sus motivos personales e íntimos llega a la conclusión de que ha querido dejar de compartir su proyecto sentimental con su cónyuge.

¿Cómo acabar un matrimonio que ya no funciona?

La manera de acabar un matrimonio cuando ya no funciona, es con respecto, lealtad y sinceridad.

Yendo de frente y tratando de enfocar la cuestión de una manera lo más saludable posible, para evitar que la rabia y los reproches que puedan afear la ruptura, que ya de por si sola suele ser bastante dolorosa, como para complicarla aún más sin necesidad.

Buen divorcio para un mal matrimonio

Un buen divorcio es importantísimo para superar un mal matrimonio.

 

 

Cada vez son más las familias que deciden poner fin a un matrimonio que han dejado de querer mantener.

Sin más, un buen divorcio a tiempo para un mal matrimonio que es aguantado y soportado de manera insatisfactoria.

Ha cambiado mucho la mentalidad matrimonial a lo largo de los años, pudiendo destacar:

  • La media de edad ha subido en la última década 5 años.
  • El número de divorcios aumenta hasta superar el 60% en proporción al número de matrimonios.
  • El número de divorcios amistosos están aumentando en los últimos años hasta superar el 80% del total.

Por ello como respuesta a un mal matrimonio se está ofreciendo un buen divorcio, si tabús, de mutuo acuerdo y sin prejuicios de edad o sexo.

A continuación intentaremos transmitir qué es para nosotros un mal matrimonio y cómo podría o debería de resolverse mediante un buen divorcio amistoso, justo y respetuoso.

¿Qué es un mal matrimonio?

Mal matrimonio es aquel que no se quiere mantener sino que se soporta de manera insatisfactoria.

Los malos matrimonios son aquellos que se toleran pero no se quieren.

No es que existan buenos o malos matrimonios, pues todos los matrimonios son fruto de la voluntad concurrente de ambos novios en el momento que deciden contraer matrimonio, pero hay una gran parte que evolucionan de una manera diferente a la que satisface o colma o los cónyuges y es a eso a lo que nos referimos con un mal matrimonio, un matrimonio con desavenencias insalvables.

¿Qué hacer con un mal matrimonio?

El matrimonio y la familia debe de ser algo bueno.

Cuando por desgracia ha dejado de ser nuestro apoyo y ha pasado a ser nuestra debilidad, algo estamos haciendo mal. En ese momento deberemos de ser realistas y pensar desde el punto de vista de ambos cónyuges si ambos son felices y la relación tiene futuro.

En ocasiones el matrimonio es viable y tiene futuro pero cuenta con dificultades derivadas de las circunstancias familiares: Situación personal, relación emocional, personalidad, condicionamiento internos y externos… etc.

Pueden existir dificultades en un mal matrimonio, pero ese no es el problema, pues en toda relación existen complicaciones, lo importante es tener la madurez suficiente como para darse cuenta de si se pueden y quieren superar o si se prefiere terminar la relación.

La relación es de dos y por tanto ambos tienen que seguir queriendo la relación, no es cuestión de que cambie el otro y nosotros quedemos esperando como meros espectadores.

La relación es de dos y por tanto en ambos recae la responsabilidad de mantener un matrimonio saludable y querido o un matrimonio que se torna tóxico e insano y que ambos padecen como si fuera algo que no depende de si mismos.

A un mal matrimonio que no se pude salvar y mantener, la mejor opción es el divorcio amistoso de mutuo acuerdo. Nuestros abogados, son expertos en dichos procesos y las consultas son gratuitas, puede preguntarnos sin ningún tipo de reparo.

¿Cómo conseguir un buen divorcio?

Para conseguir un buen divorcio lo primero es saber divorciarse a tiempo de que la relación sentimental se degrade tanto que haga que la ruptura se torne traumática con enfrentamientos fruto de haber llegado al límite.

Cuando un matrimonio va mal, la primera opción no es el divorcio, sino que la primera opción sería intentar reavivar ese matrimonio, pero para el caso de que no sea posible, divorciarse de mutuo acuerdo lo antes posible.

Existen dos cuestiones que inciden en el momento del divorcio y que en cada caso habrá que tener en cuenta de manera diferente:

  • En el momento de la ruptura los sentimientos encontrados están aún latentes y en ocasiones no es posible llegar a un acuerdo «en caliente» pues puede que alguno de los cónyuges no haya aceptado la separación.
  • En el momento de la ruptura es el mejor momento para dejar todo resuelto, pues en ocasiones con el paso del tiempo la relación pierde perspectiva y lo que en el momento de la ruptura estaba claro, puede convertirse con el paso del tiempo en puntos de vista distintos y más difícil de compatibilizar.
  • Además, con el paso del tiempo los cónyuges tienden a rehacer sus respectivas vidas y en ocasiones las nuevas influencias e injerencias pueden dificultar el buen divorcio amistoso.

Por todo ello, a la pregunta de: ¿Cómo conseguir un buen divorcio?

La respuesta sería con mediación.

Con tendencia al entendimiento favoreciendo el no deterioro de la relación y el entendimiento claro, sincero y respetuoso.

En muchos procesos de divorcio la gran dificultad es que los cónyuges acepten la propuesta de divorcio del otro superando prejuicios emocionales y malentendidos.

El momento del divorcio es muy delicado y por ello deberemos de hacer un especial esfuerzo por ponernos en el lugar de nuestro cónyuge sin presionar pero tampoco sin relajar tanto la relación que se pierda el contacto y la voluntad de firmar un divorcio de mutuo acuerdo amistoso.

Buen divorcio

¿Al mal tiempo buena cara?

No.

Al mal matrimonio sin solución, el buen divorcio.

Es mejor un buen divorcio que un mal matrimonio.

Culpabilidad en la separación y el divorcio

Culpabilidad en la separación y el divorcio:

Muchos de nuestros clientes tienen muy en cuenta la culpabilidad en la ruptura, considerando que al haber sido los que han tomado la decisión tienen que ceder más en las condiciones del convenio regulador.

Realmente se trata de una cuestión emocional, pero no jurídica.

En un proceso de divorcio desde el año 2005 que cambió la ley, no es necesario acreditar causa en los procesos de familia, por lo que no trascenderán las cuestiones íntimas del matrimonio.

Hemos tenido muchas personas que enfocan el divorcio con cierto sentimiento de compensación emocional por entender que son culpables en la decisión de querer divorciarse.

Hemos de partir de la idea de que afortunadamente el divorcio es libre.

El problema es que en muchos casos se idealiza el matrimonio y se tiende a pensar que la relación durará para siempre, pues realmente es la idea inicial de los cónyuges, pero debemos respetar y debe de prevalecer el derecho de los cónyuges a dejar de querer estar casados libremente.

La culpabilidad en el matrimonio

Dejar a mi marido o mi mujer:

Se llega a percibir el dejar a mi marido o mujer como algo malo.

Evidentemente no es algo inicialmente deseable, pero se trata de una decisión que sólo depende de uno mismo.

Para contraer un matrimonio es necesario el consentimiento concurrente de ambos esposos.

En cambio, para divorciarse o separarse es suficiente con el de uno sólo.

Parece que en ocasiones frases asimiladas a «cómo me haces esto» denotan una connotación negativa o un ataque personal.

Aclaramos una vez más que se trata de una decisión personal libre.

Siempre existirán condicionamientos externos pues son inherentes a las relaciones personales, pero un matrimonio no puede estar supeditado a término o plazo.

Reproches y prejuicios:

Los reproches y los prejuicios son protagonistas en muchas de las rupturas.

Muchos matrimonios son viables, pero por problemas de comunicación y una mala gestión de una relación pasan del amor inicial a los reproches y los prejuicios.

Antes de tomar la decisión de divorciarse siempre será recomendable tratar de salvar la relación, ya sea personalmente o con ayuda profesional como psicólogos o terapia de pareja.

Cuando por alguno de los dos cónyuges ya se ha tomado la decisión firme de divorciarse, lo mejor es hacerlo a tiempo antes de que la relación se deteriore y exista el riesgo de llegar a enfrentamientos y situaciones límite.

Infidelidad matrimonial:

La infidelidad está presente en múltiples divorcios de manera que uno o incluso los dos cónyuges justifican la ruptura con la infidelidad propia o del esposo o la esposa.

Para empezar, como hemos dicho, no existe culpabilidad en las separaciones o divorcios y por tanto no será necesario justificarse de ninguna manera.

Siempre existirán motivos y razones que nos hagan tomar una determinada decisión, pero nada tendrá que ver con una obligación legal de dar explicaciones.

Según encuestas publicadas, detrás de la mitad de los divorcios en España existen motivos de infidelidad.

La infidelidad matrimonial y no matrimonial en parejas siempre lleva aparejado un matiz de culpabilidad, a modo de responsabilidad por la falta de confianza que con la infidelidad se vulnera.

El divorcio es libre y debemos de restar culpables y culpabilidad, dramatismo, restar prejuicios y enfrentamientos para enfocarlo de manera madura y responsable bajo el principio de respeto mutuo.

Culpabilidad y divorcio

Ni el matrimonio ni el divorcio conlleva culpabilidad de nadie, simplemente son decisiones ejercidas de manera libre que deben de tratar de realizarse de manera sana sin enfrentamientos y de manera consciente.

Superar divorcio no deseado

Cómo superar un divorcio no deseado

Como superar un divorcio no deseado:

Todo divorcio es complicado, pero mucho más en los casos en los que no es deseado.

Superar divorcio no deseado
Cómo superar un divorcio no deseado

Hay divorcios que acaban siendo necesarios pero que no son deseados por parte de ninguno de los miembros de la pareja.

En otros casos ambos miembros de la pareja pueden desear el divorcio pero no dar el paso por no considerarlo necesario o simplemente optar por mantener un matrimonio indeseado pero prefiriéndolo al divorcio o separación matrimonial.

Es una cuestión muy discutible y de la que cabrían múltiples opiniones, pero desde nuestra experiencia

Superar divorcio no deseado impuesto:

ACEPTAR O RECHAZAR DIVORCIO EXPRESS
Superar el divorcio

¿Aceptar un divorcio no deseado es un divorcio impuesto?.

Es algo muy polémico pues dependerá principalmente del punto de vista desde el que se enfoque.

El punto de vista correcto no es escandalizarse de que nuestra pareja quiera divorciarse de nosotros.

El punto de partida debe de comenzar en el momento de la celebración del matrimonio.

El matrimonio comienza por el deseo concurrente de ambos cónyuges pero en cambio puede terminar por el deseo de uno sólo de los esposos, pues no se puede mantener un matrimonio en contra de la voluntad de uno de los cónyuges.

Si partiéramos de la idea básica de libertad matrimonial que supone que ambos cónyuges tienen derecho a divorciarse por encima del deseo de cualquiera de los cónyuges de mantener el matrimonio en contra de la petición del otro cónyuge, no existiría tanta controversia.

Efectivamente concurren derechos encontrados en el deseo de uno de los esposos de mantener el matrimonio y otro finalizarlo.

¿Por qué prevalece el derecho y deseo de uno frente al del otro?, pues bien, básicamente por no poder mantener en contra de su voluntad un matrimonio no deseado por alguno de los cónyuges.

Negar el divorcio.

Si uno de los esposos pide el divorcio al otro, este segundo tiene todo el derecho a no aceptar la petición de mutuo acuerdo.

Además, no sólo es necesario estar de acuerdo en el divorcio sino además en la regulación a establecer en el hipotético convenio regulador de divorcio.

A pesar de lo indicado, si bien es cierto que es posible negar el divorcio solicitado amistosamente por nuestro cónyuge, no es posible oponerse y rechazar una demanda de divorcio contencioso.

¿Qué diferencia existe en la práctica en el proceso contencioso?.

Básicamente la complejidad burocrática del proceso, el coste económico que puede ser 10 veces mayor al de mutuo acuerdo, así como el plazo de tramitación que puede ser judicialmente mínimo 3 veces más lento.

Aceptar el divorcio

La lógica y el sentido común nos lleva a pensar que aceptar el divorcio solicitado por nuestro cónyuge es lo mas normal.

En cambio existen muchos casos en los que cuando uno de los esposos decide poner fin a la relación matrimonial, el otro tiende a rechazarlo.

Suele ser la mayoría de los casos por no aceptar la ruptura y considerar que sólo es un problema superable.

En muchos casos en los que lo que se trata es de mantener el matrimonio y evitar la ruptura lo que acaba pasando más tarde pero de manera menos cordial innecesariamente.

Debemos de luchar por la relación siempre y día a día. Pero si nuestra pareja sentimental ha dejado de querer estar con nosotros, lo más razonable y justo es que se acceda al divorcio amistoso aunque no se trate de un deseo mutuo.

Superar un divorcio no deseado es muy complicado, pero debe de prevalecer la libertad de divorciarse frente a la libertad de mantener un matrimonio que uno de los cónyuges ya no desea.

Si te vas a quedar no te quejes y si te vas a quejar no te quedes

Si te vas a quedar no te quejes y si te vas a quejar no te quedes:

Quejarte y quedarte

No se puede querer todo en la vida y debemos de ser congruente con nosotros mismos y generosos con las personas que queremos.

Con la frase que da título a este post se explica aquella situación que se crea en matrimonios con problemas que se quedan «en medio de la puerta» sin salir ni entrar.

Personas que no terminan con la relación pero se quejan incansablemente de ella.

Viven manteniendo y alimentando una malestar matrimonial que no tiene solución ya que no llegan a tomar ninguna decisión.

No son felices en su relación de pareja pero no son valientes como para tomar la decisión de separarse.

Malconviven en una relación que en muchos casos se torna tóxica y que precisamente intoxica sus vidas y las de sus seres queridos.

Para hablar claramente, es una amargura de vida que se mantiene tirando la piedra pero amagando la mano.

Pueden poder verdes como se suele decir a su cónyuge pero en cambio no toman la decisión coherente con dicha decisión que sería divorciarse.

Cortar una relación insana sólo depende de uno mismo:

Por mucho que consideremos que se equivoca nuestra pareja, que nos hace daño o que tiene un comportamiento injusto, siempre y cuando no supere el límite de los derechos básicos de la otra parte, puede comportarse y hacer la vida que considere oportuna.

  • Ser infiel es legal.
  • Ser una persona con hábitos de consumo de tóxicos es legal.
  • Ser un mal educado es legal.
  • Ser un mal ejemplo para los hijos es legal.
  • No existe el abandono de hogar y cada cual puede desarrollar libremente el proyecto de vida que considere con independencia de su estado civil.
  • No tiene más obligaciones en cuanto a sus hábitos y comportamientos una persona casada que otra separada, divorciada o viuda.

Tenemos que tener principios que guíen los pasos de nuestra vida y saber cuando llega el final de una relación y tomar la decisión a tiempo de que se deteriore más.

Es una situación insana el alargamiento de una ruptura matrimonial.

Ninguna persona es perfecta y debemos de aceptarla como es sin pretender cambiarla, pero teniendo en cuenta que nuestra pareja puede seguir siendo exactamente como es o evolucionar de la manera que considere oportuna y no de aquella que nosotros pretendamos.

El principal motivo de rupturas es la asimetría de poder de pareja.

Esto supone que la evolución de cada uno de los miembros de la pareja va descompensando los roles internos de la misma y se producen situaciones de enfrentamiento fruto del desequilibrio evolutivo y adaptativo de la relación sentimental.

Si te vas a quedar:

Quedarte no es obligatorio, si te vas a quedar en una relación es por quererlo así, pues no es una imposición forzosa. Si te vas a quedar apuesta por el lugar que ocupas, construye aquello que quieras, pero si te vas a quedar no es para querer cambiar aquello que existe y que deberías de aceptar desde el momento en el que decides quedarte.

  • Si te vas a quedar es para construir y no para destruir.
  • Si te vas a quedar es para hacer mejor tú vida y la de los demás.
  • Si te vas a quedar no es para estorbarte a ti y a los demás sino para sumar, no para restar.
  • Si te vas a quedar es para ser feliz y hacer feliz a los demás.

Construye algo que quieras para no dejar de quererlo ni para tener que superar un divorcio no deseado.