Separarse de una persona que sufra adicción a las drogas es muy duro y requiere la preceptiva intervención de un abogado y a ser posible también la de un psicólogo que pueda ayudar y apoyar emocional y sentimentalmente a ambos miembros de la pareja.
El mayor problema que suele existir desde el principio es que los adictos a las drogas no suelen aceptar que tienen un problema o aceptándolo no admiten ser tratados en un centro especializado para superar su adicción. En defecto de tratamiento, una persona adicta a las drogas estará tan sumamente descontrolado que no será aquella persona con la que en su día se decidió compartir una pareja, matrimonio o familia, sino que estará muy afectado por el consumo de sustancias estupefacientes.
Una persona adicta a las drogas puede ser un foco de conflictos, no sólo en el seno de la familia o pareja, sino también en sus demás relaciones:
- Familia de origen.
- Trabajo.
- Amigos.
- Vecinos.
En ocasiones cuando la persona adicta no cambia la pareja o matrimonio llega a la separación o divorcio. Hay que tratar de prevenirlo, pero en los casos en los que la adicción es grave o prolongada en el tiempo, es inevitable. En ese caso se debe de ser consciente de que el divorcio de una persona enferma necesita una sensibilidad especial, pues no podemos culpar de los actos directamente, sino que suelen ser a consecuencia de las sustancias o drogas a las que se tiene adicción o dependencia.
¿Un drogadicto puede cambiar por amor?
Toda persona siempre puede cambiar. El instinto de superación y supervivencia natural del ser humano nos dota de una gran capacidad de cambio y mejora. El mejor motor para que una persona que sufre adicción a las drogas pueda cambiar indiscutiblemente es el amor.
- El amor propio.
- El amor por su pareja.
- El amor de personas queridas y allegados: Hijos, padres, amigos… etc.
Conviene destacar que la manera correcta de nombrar a una persona que por desgracia tiene adicción y dependencia a las drogas es adicto a las drogas, no drogadicto. Al igual que una persona con discapacidad no debería de llamarse discapatitado o una persona con cancer no debería de llamarse canceroso.
El aliciente para superar una adicción puede ser la preocupación que provoca en las personas de su alrededor y sus ganas de salir a delante y volver a ser una persona sin dependencia a ningún tipo de sustancia.
En ocasiones el hijo puede ser el apoyo para salir de la adicción o una gran preocupación por considerar que el consumo de estupefacientes y frogas puede suponer un peligro para nuestros niños. En ocasiones en separaciones complicadas los progenitores indican, no quiero hablar con mi ex pero tenemos un hijo, precisamente cuando existe una adicción por parte de uno de los progenitores, se debe de reforzar al máximo la comunicación para tener la situación lo más controlada posible y así poder tomar las medidas oportunas.
Cómo se siente la pareja de un adicto:
La pareja de un adicto a las drogas y sustancias estupefacientes se puede sentir tan impotente y frustrada que sienta que toda su vida pende y está en peligro por la adicción de la pareja.
Un adicto también sufre y hay que entenderlo pues lo que hace no es por su intención o voluntad, sino por la presión y sometimiento que padece de su adicción y drogodependencia.
Una persona que no lo ha sentido no lo puede percibir con la dureza que tiene, al igual que la pareja que por naturaleza suele ser la persona que al compartir la relación de amor y confianza suele ser el apoyo, pero también sufre con la adicción.
Una persona adicta se transforma en otra y la pareja tiene la difícil decisión de apoyarle o separarse.
Tomar la decisión de divorciarse de un adicto es muy dura, especialmente si existen hijos menores. Antes de divorciarse lee esto y sopesa bien la decisión, busca ayuda y déjate ayudar por los profesionales adecuados.